Ahora que las tenemos tan recientes no viene mal hablar un poco de ellas. Sí, nos referimos a las vacaciones.
No os extrañéis por nuestro tono si parece que nos estamos quejando de ellas, y es que lo que para algunos es un descanso para otros puede ser una tortura. Pensad que estamos hablando desde la perspectiva de un escritor, que trabaja TODOS los días del año en su obra pero que debe tener en cuenta los horarios festivos de las entidades de registro, y sobre todo de las editoriales. Si el silencio se hace largo durante el curso académico no digamos si hay un verano de por medio.
Llantos aparte, ¿qué podemos hacer? ¿Dejar de escribir durante las vacaciones? La idea resulta absurda, y menos si estamos en uno de esos momentos de inspiración en los que solo dejas de escribir cuando te da un calambre en la mano (porque duele que si no...)
Al final no queda otra que esperar, sin dejar de crear historias por supuesto, y con paciencia. Eso, o decantarnos por una publicación menos tradicional en algún soporte como Amazon o similar.
¿Preferís la publicación tradicional o la autopublicación? Todo depende de cuanto estéis dispuestos a esperar e invertir, incluso durante las vacaciones.
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